NI PERDÓN NI OLVIDO

Ayer, 30 de septiembre 2010, se encontraron. El uno bajito y el otro alto, ambos descendientes, por sus madres, de una vieja estirpe montecristense. El alto había bajado a buscar la posta, y se encontraba muy cerca del ejido. El bajito se fue recomponiendo de cenizas y polvo esparcidos por casi una centuria, salían de entre los intersticios de las piedras de callejuelas quiteñas, de los tapiales y del mismo ejido y avanzó al encuentro del alto, que se hallaba retenido en el tercer piso del hospital de la policía.

El joven no huyó, se mantuvo firme, no firmó, y estuvo dispuesto a morir por sus ideales. Como cuando el viejo dijo, mi sangre inmortalizará al partido radical, el joven estuvo dispuesto a morir para inmortalizar su revolución ciudadana.

El viejo le dijo al joven, cuando ascendí a jefe de estado decreté perdón y olvido para todos lo que me habían opuesto, y lo volví a hacer tres veces más y me mataron, y me quemaron, ayer te pude ver en extremo peligro vapuleado por esa turba ignorante de oficiales y policías. No cometas el mismo error, no les des tregua y termina con mi revolución, con tu sueño de una revolución ciudadana, Rafael por lo que mas quieras , NI PERDON NI OLVIDO con los enemigos, con los tibios, con los acomodadizos, con los infiltrados.