El mismo...pero otro recorrido

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Nosotros los guayaquileños, buscamos la manera de abrirnos paso a "pata" es decir a pie, en medio de tanto tráfico y congestionamiento, y por allí nos vamos haciendo de espacios para hacer deportes, que no es nada fácil, porque todo esta súper saturado de autos.

No la tenemos fácil ni los que de repente nos ataca la honda deportiva, ni la naturaleza de la que estamos rodeado, a la que hemos tratado de apabullarle a toda costa, pero al fin de cuentas nos las arreglamos, y al filo del Estero Salado desde hace años se ha creado una ruta por donde se puede ver cantidad de deportistas, de todo géneros, los aficionados, los gorditos optimistas, los que corren en equipo, los que corren en familia... y llevan hasta a la abuela, los que corren con sus enormes canes, nunca vi un chiguagua o french pudle, y los que hacemos grupos de a uno, ese es mi caso, que me gusta ir describiendo mentalmente a manera de manía todo lo que observo a mi paso. Y así como así, con el pasar de los años, esa ruta se ha hecho conocida por los "seudo deportistas".

Antes solo se luchaba contra el mal olor que despedía la basura que arrojaban al Estero Salado" ahora vi una cuadrilla de hombres limpiado la orilla y sacando cantidad de basura, hay menos malos olores, a esto se le suma que en los últimos 2 años el alcalde se ha esforzado por regenerar toda esta zona, ahora todo es mucho mejor, pero en el intento se sigue aplastando ese bonito ecosistema que ha sido el manglar.... Y es que hace unos 60 años, toda esta inmensa zona que ahora se llama Parroquia Febres-Cordero, no era sino una inmensa extensión de manglar, del que ya solo nos queda la orilla del Estero Salado, lo hemos reducido a su mínima expresión y sin embargo no deja de ver hermoso. 

Esta ecosistema  y los que por allí transitamos en nuestros ataques deportivos, nos vemos intimidados por la cantidad de autos que pasan por las carreteras que estan a lado de este recorrido.... Hoy me quede parada por unos minutos, mirando este enfrentamiento, del lado de la acera izquierda, la mas grande de las industrias que fabrican cemento en el país "Holcim" y del otro lado, a pocos metros, del lado donde corro, camino o troto, este brazo de mar y su manglar el "Estero Salado", me pregunto quien terminara ganando por la lucha de este espacio, nosotros los transeúntes, solo nos limitamos a observar, ahora también en pocos meses tendremos muy cerca de esta zona la "Embajada de los Estados Unidos"  

Por ahora, nos toca disfrutar de este pedacito de manglar que aun no hemos destruido.... Esta ciudad se caracteriza por que los brazos de mar la rodean, y  hay personas que amamos esto, que amamos esta ciudad, no por ser la mas hermosa, si no porque pertenecemos a ella, y por que la conocemos, nadie ama lo que no conoce, ni le pertenece....  

Y mientras me dejen seguiré disfrutando  de los recorridos a la orilla del "Estero Salado" en la nave de "San Fernando" es decir, mitad a pie y mitad andado. 


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Problema con las Prioridades

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Hay días que se amanece diferente, el cuerpo parece decir “arriba despierta, es un maravilloso día para correr”  y uno invadido por esa voz sale de un salto de la cama y se alista.

Hoy me ha pasado así…. Salgo de súbito a buscar alguna proteína antes de salir a correr, pero algo me corta la viada, y es un chillido leve que encaja justo con uno de esos miedos, esa clase de miedo que uno le oculta a la familia y amigos, detengo el paso y comienzo a bajar bien despacio, no vaya a ser que me encuentre con alguna imagen triste que después me cueste olvidar…. Pero lejos de todo miedo, escucho la voz de mi padre quién en tono más alto de lo normal, me dice: “Diana prepare tortillas de verde”  mentalmente exclamo: Uff menos mal, el chillido que me preocupaba, no era otra cosa que la música alta que salía en forma de  ruido de los audífonos de mi padre. 

Y todo dio un vuelco, pues me puse los zapatos de correr, pero para sentarme a comer unas deliciosas y gordas tortillas de verde con queso, mientras uno de mis gatos olfateaba a lo lejos lo que yo engullía  con gusto, mis miedos calmados, pues la última vez que había escuchado un chillido al bajar las escaleras, fue para encontrarme a uno de mis gatos  agonizando por culpa de algún vecino que le dio veneno.

Ya con todos mis pensamientos en orden,  y aunque aun escuchaba  una voz pequeñita en mi cabeza que me decía “termina la tortilla y sal soplada a correr, es tu prioridad”  no le hice mucho caso, me entretuve en una plática que hizo callar todas todo animo de salir a correr, y termine persiguiendo a mis gatos con cámara en mano, es increíble lo que uno puede hacer cuando se ha puesto los zapatos de correr y no pasa del dintel de la puerta principal de la casa. 

 Gato callejero dándole una serenata a mi gata
 Mis dos gatos jugando, mientras el gato callejero fisgoneando 
  MarcAnthony, el escucha su nombre y mira, es genial cuando quiero llamar su atención
 Lulu durmiéndose 
Un besito volado para todos. 

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