Echando raíces

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Hoy mi organismo confabulo con mi corazón, me enferme y fue un excelente pretexto para pedir permiso, comprar un ticket y pasar este fin de semana en casa.

No se a cuantos les pasa lo que a mi, cuando de enfrentarse a una nueva forma de vivir se trata, he pasado un año en el proceso de cambio y aun es difícil desprenderme del todo de mi antigua vida en mi ciudad natal.

Cuando viajo de una ciudad a otra, pienso en siglos atrás, como hacia la gente cuando viajaban de una tribu, o pueblo a otro, cuales serian sus espectativas, que los guiaba, que dejaban atras, que iban descubriendo en el camino.

Disfruto el trayecto, los paisajes, los innumerables Ceibos, árboles singulares que por la noche podrían asustar a mas de un niño, por sus ramas un poco fantasmagóricas, estos árboles son característicos de la provincia donde ahora tengo mi residencia, el cielo azul se funde con el verdor del campo y sus pequeñas montañas, luego me doy cuenta que estoy dejando esta provincia y entro en la mía, donde todo es plano, los pueblos son mas comerciales, se ven sembríos de arroz, todo es planicie, todo es comercio, piladoras de arroz, la fabrica de leche "La Chiveria" algunas veces fui cuando tendría unos 8 años, con mi escuela, creo que participe en un concurso, por sembrar y cuidar de un pequeño huerto, también creo que salí en el periódico por haber ganado, "La Chiveria" al igual que yo creció y ahora es una gran fabrica de productos lácteos, cada que paso por allí, aun me salta el recuerdo de pasear por sus instalaciones, y haber tomado tanta leche que me salia hasta por las orejas, me acerco mas a mi ciudad, se ven enormes serpientes, ondulantes que atraviesan la ciudad, la mas poblada del país, la mas comercial, la mas insegura, la mas calurosa.

Mis raices estan aca, en Guayaquil, algunos le dicen "Casa Grande" y es que gran parte de su población no es Guayaquileña, es una ciudad que recibe a miles cada año, que viene a buscar suerte a la gran ciudad, y en esto radica la fuerza y crecimiento de mi ciudad, que cobija a quien llega, no le cierra las puertas, ya sean del interior del país o de tierras lejanas.

No tenemos una identidad muy definida, somos eclécticos, producto de tanta migración.

Estoy habitada por esta ciudad, por su estero, por su rio, por su calor.

Ahora que vivo a casi 4 horas de distancia, la extraño mas, en un inicio comparaba a la ciudad que me había tocado vivir con la que dejaba, cada paso que daba encontraba una diferencia, ahora he perdido el habito de buscar las diferencias, me he ido acostumbrando a mi nueva ciudad, a la brisa del mar, pero sigue siendo una ciudad nueva para mi.

Muchas veces me he encontrado mirando el mar, preguntandome ¿ Estoy echando raíces aquí? ...No puedo, sigo habitada por mi ecléctica ciudad, tengo que buscar otro pretexto la semana que viene para regresar en cuanto termine mi semana laboral.



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